Mayo, mes de María

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.

El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.

EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:

PARA TODOS LOS DÍAS:

Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.

DÍA 24: REINA DE LA PAZ.

"Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros descansa el poder, y es su nombre: Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz" (Is 9, 5)

Con estas palabras profetiza Isaías refiriéndose al Mesías que habrá de venir.

Jesús es el Príncipe de la Paz. "Dios, en efecto, tuvo a bien hacer habitar en él la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra, trayendo la paz por medio de su sangre derramada en la cruz" (Col 1, 19-20)

El evangelio -Buena Noticia- de Jesucristo es "el evangelio de la paz"(Ef 6, 15). Y todos aquellos "quienes mediante la fe hemos sido puestos en camino de salvación, estamos en paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo" (Rom 5, 1). Vemos, por lo tanto, como la Sagrada Escritura es clara respecto al don de la paz como fruto de la sangre derramada por Cristo y de la reconciliación obrada por él mediante su cruz.

Es Cristo el artífice de la reconciliación entre Dios y los hombres cuyo fruto inestimable es la paz.

La paz es mucho más que un saludo del Resucitado. Es el gran don que Cristo vencedor del pecado y de la muerte ofrece a sus discípulos y a todos los que hemos sido puestos  en camino de salvación mediante el don de su gracia, mediante el don de la fe.

La paz, fruto de la reconciliación llevada a cabo por Cristo, ha sido el gran don añorado por la creación entera y sigue siendo la aspiración de todos los hombres de buena voluntad.

Que la paz es don de Cristo resucitado, fruto de su entrega y de su holocausto de amor ofrecido en la cruz.

Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA FLOR DE LOTO.

Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: ser apóstoles del Evangelio de la paz.

ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.




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