Mayo, mes de María

 MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.


El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.

EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:

PARA TODOS LOS DÍAS:

Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.

DÍA 17: VIRGEN LEAL.

Igual que el girasol va siguiendo permanentemente la dirección de la estrella solar abriéndose a Él, así María con su corazón siempre abierto a la luz de Dios, a su amor, a su gracia.

María, como el girasol, cierra su corazón a la oscuridad del mal, a las tinieblas del Maligno, a las sombras del pecado.

Ella es la Virgen fiel, la Virgen leal que vive en todo momento dirigida hacia Cristo su Hijo, Sol de justicia.

Su mirada está en todo momento puesta en Dios y por eso nadie como Ella tan pendiente de  las necesidades de los hombres, tan presurosa para acudir en ayuda de quien la necesita, tan dispuesta para socorrer las necesidades del prójimo. Y es que vivir con la mirada puesta en Dios no nos aleja de nuestros hermanos, por el contrario nos hace tener un corazón más abierto para acogerlos, y un corazón cerrado a toda forma de egoísmo personal.

María vive con su corazón puesto en Cristo. Le sigue con su mirada contemplativa para alimentarse de su Verdad y le sigue, sobretodo, con su corazón para alimentarse de su amor.

La lealtad tiene que ver con la fidelidad, con la  amistad y también con el honor. ¡Valores de los que estamos tan necesitados! ¡Valores que tanto escasean!

Pisoteamos la fidelidad a Dios y al prójimo con la bota de la falsa libertad.

Escupimos a la amistad con la traición envuelta en papel de falsas excusas.

El honor es palabra que no aparece en muchos diccionarios personales.

María es fiel a su Dios, coherente con su fe.

María es consecuente con sus ideales.

María se compromete con Dios y con el prójimo con todas las consecuencias, sin cambiar de rumbo cuando cambian los vientos.

Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: EL GIRASOL.

Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: la lealtad.

ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.





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