Mayo, mes de María

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.

El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.

EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:

PARA TODOS LOS DÍAS:

Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.

DÍA 29: MODELO DE ENTREGA A DIOS.

Los santos evangelios apenas nos refieren unas pocas palabras pronunciadas por María. Sin embargo, Ella es la más grande y perfecta evangelizadora después de Cristo.

El mismo Jesús pasó la mayor parte de su vida en la aldea de Nazaret y dedicó a la evangelización directa tan sólo los tres últimos años de su vida.

Sin duda alguna, la enseñanza por parte de Jesús y de María para nosotros es clara. La evangelización se lleva a cabo no sólo con palabras, ni fundamentalmente la fuerza está en las palabras.

Ciertamente la misma Sagrada Escritura nos enseña que "fides ex auditu", "la fe viene de lo que se oye" (Rom 10, 17). Y, sin embargo, no hay contradicción entre lo que dice la Escritura y los ejemplos de Jesús y María.

El evangelio se proclama con palabras - el anuncio del Kerigma-  y con obras -el testimonio de la propia vida-. Jesús y María proclamaron la Buena Nueva en todos los momentos y circunstancias de su vida, la mayor parte del tiempo sin palabras, pero con el testimonio permanente de sus obras, actitudes y comportamientos. Y evangelizaron desde su profunda vida de oración, de unión íntima con el Padre, de apertura y obediencia a su voluntad.

Todos los bautizados, incluidos los niños, tenemos el compromiso de ser evagelizadores, testigos de Cristo, testigos del amor del Padre que ama a todo el género humano y llama a todos a la salvación. «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2,3) Para ello se quiere valer de nosotros, de tal forma que su mensaje y su acción salvífica pueda llegar hasta los confines de la tierra.

Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA DIMORPHOTECA.

Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: el celo por la salvación del prójimo.

ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.


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