La diócesis de Almería vivió el sábado 25 de marzo uno de los mayores acontecimientos de su historia: la beatificación de 115 mártires de la persecución religiosa del siglo XX. La solemne ceremonia, que tuvo lugar en el palacio de congresos de Aguadulce (Roquetas de mar), estuvo presidida por el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación para las causas De los Santos de Roma como legado del Papa francisco y concelebrada por el obispo diocesano Mons. Adolfo González Montes y el Arzobispo de Granada, D. Francisco Javier Martínez, así como el arzobispo emérito de Sevilla D. Carlos Amigo Vallejo. La solemne ceremonia contaba, además, con la presencia de varios cardenales y 20 obispos, así como casi doscientos sacerdotes.
Más de cinco mil fieles llegados de todas las parroquias de la diócesis y de las iglesias cercanas, entre los que se cuentan numerosas Autoridades y más de mil familiares de los mártires participaron en la gozosa celebración de la Eucaristía.
A las 10 de la mañana se iba creando ambiente de oración con el rezo el Santo Rosario, intercalado con testimonios de los mártires como preparación a esta gran fiesta de la fe . Tras la procesión de entrada y tras la súplica del obispo de Almería, se procedió a la lectura de la carta Apostólica por la que se inscriben en el libro de los beatos a los 115 venerables Siervos de Dios. A continuación llegaba el momento más esperado: con la aclamación del Gloria in Excelsis de Vivaldi se descubría el cuadro que representa a los nuevos Beatos. Posteriormente cuatro sacerdotes jóvenes portaron al altar el Relicario con algunas de sus reliquias mientras que se cantaba el Himno compuesto para ellos, “Testigos de Cristo”. Seguidamente se procedía a la celebración de la Eucaristía que fue cantada por la orquesta y coro de Linares y la escolanía de la Catedral de Jaén.
En sus palabras de agradecimiento el obispo diocesano agradecía la presencia de otras iglesias particulares de las que provienen los mártires beatificados: “Agradezco vivamente la presencia de tantos hermanos en el Episcopado y de tantos sacerdotes, venidos particularmente de las Iglesias hermanas de Granada y Guadix, pero también de Burgos, Cartagena, Cuenca, Jaén, Málaga, Oviedo, Salamanca y Tortosa, provincias donde habían nacido algunos de los mártires, a los que unió el martirio en la geografía de la provincia de Almería”, expresó con intensa emoción D. Adolfo.
La iglesia de Almería ha vivido una gran jornada festiva en la que ha brillado el testimonio de los que han dado su vida por Cristo con fidelidad y que desde ahora se convierten en modelos e intercesores nuestros ante Dios.
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