SÁBADOS DE LA VIRGEN. HOY CONMEMORAMOS EL LXIX ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN CANÓNICA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL MAR, PATRONA DE ALMERÍA.
En la mañana de este sábado, día 25 de abril, fiesta de San Marcos Evangelista, nuestra hermandad tenía previsto conmemorar, con motivo de su eucaristía mensual, el feliz LXIX aniversario de la Coronación Canónica de la imagen de la Santísima Virgen del Mar, Patrona de Almería, la cual recibió este reconocimiento el día 8 de abril de 1951, tercer domingo como el que hoy habríamos celebrado a las plantas de la imagen sevillana.
Aquella devota efigie, que Almería recibió de las aguas del mar en la gloriosa jornada del 21 de diciembre de 1502 había recibido los fervores de todo el pueblo almeriense, quien la tomó por protectora ante tantas calamidades y desgracias y que consiguió en 1806 de la Santa Sede -Pío VII reinante- la Bula del Patronato Canónico sobre la ciudad de Almería y las pedanías de Huercal y Viator, celebrando desde entonces la fiesta de tan Soberana Madre el sábado anterior al último domingo de agosto.
Poco tiempo más tarde, comenzaron las vicisitudes políticas y bélicas. La desamortización de los frailes dominicos en 1835 obligó a trasladar la imagen a la Catedral, regresando al santuario en 1844, donde visitó a la Patrona la reina Isabel II en 1862. Los dominicos no pudieron regresar hasta 1899, reconstruyendo el maltrecho convento. Concluidas aquellas obras, allá por 1905 se tomó por noble causa la coronación de la Patrona, a la que se creía merecedora del mismo honor que habían recibido ya otras imágenes marianas, entre ellas la de Montserrat en Barcelona o la de los Reyes, en la Archidiócesis de Sevilla.
Las dificultades propias de aquellos tiempos postergaron a 1927 el nombramiento de una Comisión, presidida por el prior dominico Fray Tomás Lombardero y el hermano mayor, don Guillermo Cassinello. Los progresos en cuanto a la recaudación de donativos y oro para la corona hizo patente la necesidad de integrar nuevos miembros a la Comisión de Señores y naciendo una Comisión de Damas. La proclamación de la II República en 1931 obligó a interrumpir nuevamente la causa, dirigida por el nuevo prior don Zacarías Mínguez y el mayordomo don Francisco Rovira, quien asumió la presidencia tras el fallecimiento de Cassinello. El dinero recaudado hasta entonces -12.800 pesetas- fue invertido en Cédulas Hipotecarias, que siguieron rentando a favor de la causa durante la Guerra Civil, a cuyo término se retomó la cuestión.
La Guerra Civil supuso la destrucción del archivo histórico de la hermandad y de gran parte de su patrimonio, logrando milagrosamente salvar la imagen titular. En 1945 se retoma la actividad y se prepara el camino abonado a lo que había de ocurrir poco más tarde. En 1947, el alcalde Pérez Manzuco recibió a una junta de damas que se dedicaba a la acción caritativa. Una de ellas preguntó al alcalde: ¿por qué no se corona a la Virgen del Mar?
Aquella pregunta cautivó al primer edil, que se entrevistó con el Hermano Mayor y con el propio obispo Ródenas para que se llevara a cabo, haciéndole llegar en 1949 un acuerdo plenario para implorar de la Santa Sede la Coronación. El prelado consideró oportuno concluir antes la restauración del santuario, que se reabrió al culto al año siguiente. Era entonces prior Fray Antonio Maya y Hermano Mayor don Miguel Viciana González.
Los acontecimientos se sucedieron entonces con una rapidez inusitada. El 11 de abril de 1950 su Santidad Pío XII firmó el Decreto de Coronación, que fue recibido por parte del Obispo con su correspondiente Rescripto de la Fábrica de San Pedro el día 16 de julio. Entre los meses de septiembre y noviembre se recaudó el oro para las coronas,que fueron elaboradas por el taller de Félix Granda. Se estrenó el Himno de la Coronación, compuesto por don Manuel del Águila y José Padilla. En las jornadas previas al Domingo de Pasión del año 1951 tres obispos presidieron el Triduo preparatorio de la Coronación. Todo estaba preparado para la gran fiesta mariana en honor de la Virgen del Mar.
A las 10 de la mañana del día 8 de abril se celebró en el Santuario solemne misa Pontifical, con asistencia de todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Celebró el arzobispo de Granada y bendijo la corona. Finalizada la misa, sobre las 12:30 horas, la comitiva partió en procesión hacia el Andén de Costas con la
Santísima Virgen, que vestía el manto Regio donado por la Reina Isabel II.
Una vez comenzada la ceremonia de Coronación, se hizo entrega de la Corona a la Hermandad como custodia. El Arzobispo iba a imponer las preseas en solitario, pero invitó al alcalde para que, ambos a la vez, lo hicieran, dando el pastor así el reconocimiento al pueblo de Almería por su devoción. Una vez coronada la imagen, se dio lectura al Rescripto Pontificio y se entonó la Salve Solemne. Antes del desfile de honores militares, el alcalde consagró la ciudad de Almería a su Virgen del Mar. Seguidamente la imagen regresó a Santo Domingo, volviendo a salir ya en procesión popular por la tarde del mismo domingo 8 siguiendo el recorrido de su procesión patronal de agosto.
SABATINA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL MAR, PATRONA DE ALMERÍA.
Hoy Sábado, 25 de abril, en conmemoración de este aniversario, saludamos a Nuestra Madre y Patrona, la Santísima Virgen del Mar, con el Ejercicio Sabatino:
ORACIÓN INICIAL:
¡Oh, Señora mía! ¡Oh, Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos y, en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón... En una palabra: todo mi ser. Y ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de bondad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
JACULATORIAS:
1ª. Os venero con todo mi corazón, Virgen Santísima, más que a todos los ángeles y santos del Paraíso, como a Hija del Eterno Padre y os consagro mi alma con todas sus potencias.
Dios te salve, María...
2ª. Os venero con todo mi corazón, Virgen Santísima, más que a todos los ángeles y santos del Paraíso, como a Madre del Unigénito Hijo y os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos.
Dios te salve, María...
3ª. Os venero con todo mi corazón, Virgen Santísima, más que a todos los ángeles y santos del Paraíso, como a Esposa querida del Divino Espíritu y os consagro mi corazón con todos sus afectos, rogándoos me obtengáis de la Santísima Trinidad todas las gracias necesarias para mi salvación.
Dios te salve, María...
ORACIÓN DE SAN BERNARDO:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los han acudido a Vos, invocando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de vos. Animado por esta confianza a Vos también acudo, oh Virgen, Madre de las Vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecado, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No despreciéis mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y recibidlas amablemente. Así sea.
PLEGARIA A LA SANTÍSIMA VIRGEN EN TIEMPO DE EPIDEMIA:
Estrella del cielo que crió al Señor, destruye la plaga de la muerte, introducida al mundo por el progenitor de los hombres.
Aplaca, ¡oh estrella! al cielo que iracundo contra la tierra, destruye pueblos con la cruel peste de la muerte.
¡Oh, gloriosa estrella del mar, sálvanos de la plaga.
Sé propicia a nuestras oraciones, ¡oh, Señora!, porque tu hijo, que nada te niega, te honra.
¡Oh, Jesús!, sálvanos, para quien la Virgen Madre, te suplica.
V/. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R/. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén.
ORACIÓN:
Dios de misericordia, Dios de piedad, Dios de indulgencia, que eres compasivo sobre la aflicción de tu pueblo, y dijiste al Ángel que iba a herir a tu pueblo: "Detén tu mano" (2S 24, 16), por amor a su estrella gloriosa, de cuyo seno precioso sacaste un antídoto contra el veneno de nuestros delitos: presta el auxilio de tu gracia, contra toda peste, y líbranos de la muerte imprevista, y de toda perdición seamos librados por tu misericordia. Por ti, Jesucristo, Rey de la Gloria, Salvador del mundo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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