MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.
El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.
EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:
PARA TODOS LOS DÍAS:
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.
DÍA 21: TRONO DE SABIDURÍA.
En las letanías lauretanas invocamos a María como Trono de la Sabiduría, porque engendró primero en su corazón y luego en su seno al Verbo de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
María no se limitó a ser mera portadora de la Sabiduría para en un momento determinado alumbrarla al mundo como si fuese un instrumento pasivo en las manos de Dios.
El Señor preparó el alma de Maria para ser digno Trono de la Sabiduría, porque esta "no entra en alma perversa, ni habita en cuerpo esclavo del pecado" (Sab 1, 4). Pero María la deseó con todas sus fuerzas y se dejó modelar y hacer por Dios para ser digno trono: "Por eso rogué, y me fue dada la prudencia; supliqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La he preferido a los cetros y a los tronos, y a su lado en nada he tenido la riqueza.
Ni siquiera la he comparado a la piedra más preciosa, pues todo el oro ente ella es un poco de arena, y a su lado la plata no pasa de ser lodo.
La he amado más que a la salud y a la belleza, y la he preferido a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Todos los bienes me han venido con ella, tiene en sus manos riquezas innumerables.
Son fuente de gozo, porque los trae la sabiduría, aunque yo no sabía que ella era su madre.
La aprendí con sencillez, sin envidia la comparto, y no escondo a nadie sus riquezas" (Sab 7, 7-13)
Ella comparte con nosotros la Sabiduría porque de sus manos hallamos a Cristo nuestro Dios. Ella no esconde a nadie las riquezas de su Hijo, por el contrario desea que nosotros nos enriquezcamos con sus dones, con su luz, con su gracia y con su vida divina.
Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: EL IRIS.
Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: dejarse guiar por la sabiduría de Dios.
ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.
DÍA 21: TRONO DE SABIDURÍA.
En las letanías lauretanas invocamos a María como Trono de la Sabiduría, porque engendró primero en su corazón y luego en su seno al Verbo de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
María no se limitó a ser mera portadora de la Sabiduría para en un momento determinado alumbrarla al mundo como si fuese un instrumento pasivo en las manos de Dios.
El Señor preparó el alma de Maria para ser digno Trono de la Sabiduría, porque esta "no entra en alma perversa, ni habita en cuerpo esclavo del pecado" (Sab 1, 4). Pero María la deseó con todas sus fuerzas y se dejó modelar y hacer por Dios para ser digno trono: "Por eso rogué, y me fue dada la prudencia; supliqué, y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La he preferido a los cetros y a los tronos, y a su lado en nada he tenido la riqueza.
Ni siquiera la he comparado a la piedra más preciosa, pues todo el oro ente ella es un poco de arena, y a su lado la plata no pasa de ser lodo.
La he amado más que a la salud y a la belleza, y la he preferido a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.
Todos los bienes me han venido con ella, tiene en sus manos riquezas innumerables.
Son fuente de gozo, porque los trae la sabiduría, aunque yo no sabía que ella era su madre.
La aprendí con sencillez, sin envidia la comparto, y no escondo a nadie sus riquezas" (Sab 7, 7-13)
Ella comparte con nosotros la Sabiduría porque de sus manos hallamos a Cristo nuestro Dios. Ella no esconde a nadie las riquezas de su Hijo, por el contrario desea que nosotros nos enriquezcamos con sus dones, con su luz, con su gracia y con su vida divina.
Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: EL IRIS.
Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: dejarse guiar por la sabiduría de Dios.
ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.
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