MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.
El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.
EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:
PARA TODOS LOS DÍAS:
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.
DÍA 1: VIRGEN SENCILLA Y HUMILDE.
Virgen sencilla y humilde que por tu pequeñez conquistaste el corazón de Dios, haznos sencillos y humildes como Tú.
Transforma nuestros corazones vaciándolos de todo sentimiento de orgullo, de vanidad y soberbia, haciéndolos rebosar de bondad y de dulzura, de humildad y de agradecimiento.
Enséñanos a mantenernos como niños ante nuestro Padre Dios. Siempre agradecidos por la infinidad de sus dones que Él nos regala todos los días de nuestra vida. Y agradecidos con nuestros hermanos.
Haznos limpios de corazón para que sepamos ver el rostro de Dios en todos los que caminan a nuestro lado. Siempre dispuestos a perdonar, a excusar, a reconocer el bien y la bondad allí donde florecen. Siempre dispuestos a ahogar el mal con la fuerza del bien.
Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA MARGARITA.
Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: la humildad.
ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.
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