Mayo, mes de María

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.

El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.

EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:

PARA TODOS LOS DÍAS:

Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.

DÍA 13: VIRGEN PURÍSIMA.

Te saludamos y felicitamos Madre, porque el Todopoderoso ha hecho obras grandes en Ti.

En previsión de los méritos de tu divino hijo te creó toda Pura preservándote de la mancha del pecado original. Te creó Inmaculada desde el mismo instante en que fuiste concebida en el seno materno de Santa Ana.

Tenía Dios designado que el Maligno no tuviese parte alguna en Ti, para que  fueses digna Madre de Dios y Madre de todos los renacidos a la vida de la gracia por la redención de Cristo, cuya virtud se comunica en el santo bautismo.

Eres Madre Inmaculada en tu cuerpo y en tu corazón. Así lo quiso Dios porque de Ti habría de nacer Aquél que mediante su cruz pisaría la cabeza de la serpiente infernal.

En Ti Cristo venció al Maligno derrotándolo mediante la gracia y abriendo para todo el género humano un camino de esperanza, de reconciliación y de salvación.

Si en el género humano abundó el pecado, por los méritos de Cristo sobreabunda la gracia en Ti y en todos los redimidos.

Esta sobreabundancia de gracia se manifiesta en Ti en tu Concepción Inmaculada -concebida sin pecado original- y en la Concepción virginal de Jesús, pues al concebirlo en tu seno Él no menoscabó tu integridad corporal sino que la santificó y por ello eres la "siempre Virgen María", virgen antes del parto, durante el parto y después del parto.

Contigo proclamamos la grandeza del Señor, admiramos las maravillas que ha obrado en Ti y que obra permanentemente en favor de  todos los hombres.

A Ti, Madre Purísima, acudimos confiados para que como Madre solícita veles por la pureza de nuestros corazones.

Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA AZUCENA.

Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: la santa pureza, la modestia y el pudor.

ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.



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