Mayo, mes de María

MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.

El mes de Mayo, se ha consagrado tradicionalmente a la Madre de Dios. Es costumbre que durante todos los días, se realice el llamado Ejercicio del Mes de las Flores, donde cada día, junto con la flor que se coloca a Sus plantas, le ofrezcamos a la Virgen algo de nuestro ser, algo que nos cueste realizar, un trabajo, una promesa... Igualmente, aprendemos con este Ejercicio piadoso, algo nuevo sobre los dones y prerrogativas con los que Dios cubrió a María Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, Reina del Mar.

EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:

PARA TODOS LOS DÍAS:

Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.

DÍA 9: MADRE DULCÍSIMA.

Así como la luna refleja la luz del sol, así Tú María reflejas la luz de Dios.

El brillo de tus virtudes es la luz de Dios en Ti, y que a través de Ti nos ilumina también a nosotros.

La luz de Dios es cegadora, más que la luz del sol. Pero cuando esa luz nos llega a través de Ti, es luz cálida que no hiere los ojos, es suave y dulce.

Tu luz maternal ilumina las noches de nuestra vida haciéndonos llegar a través de Ti la ternura de Dios que endulza nuestras penas y pacifica nuestros corazones.

Es el nuestro un mundo convulso, lleno de inseguridades, oscurecido por las negras sombras del hambre y de la injusticia, amedrentado por la permanente amenaza del monstruo de la guerra, sometido a la tiranía de los odios, de los deseos de venganza, de las luchas de poder y donde proliferan la mentira, la calumnia, la difamación, las rivalidades y la falta de humanidad.

Es como si la luz de Dios hubiese sido ocultada por oscuros y amenazantes nubarrones. ¡Madre, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre!

En este mundo que tanto hemos deformado y en el que nosotros mismos nos hemos dejado deformar por la acción siniestra del Príncipe de este mundo, haznos redescubrir, ansiar y gustar la belleza que nos disponga a desear vivamente el encuentro con la Hermosura Soberana que es, en definitiva, el ansia profunda del corazón humano, nuestra mayor necesidad consciente o inconsciente.

Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA ORQUÍDEA.

Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: la belleza y la dulzura.

ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.



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