MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA.
EJERCICIO DEL MES DE LAS FLORES:
PARA TODOS LOS DÍAS:
Venid y vamos todos con flores a porfía,
con flores a María, que Madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella,
más que la luna, bella, postrados a tus pies.
Venimos a ofrecerte las flores de este suelo,
con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves.
Por ellas te rogamos, si cándidas te placen,
las que en la gloria nacen, en cambio, tú nos des.
DÍA 3: MADRE DE LA CONFIANZA. “Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone en el Señor su confianza. Será como un árbol plantado junto al agua, que alarga hacia la corriente sus raíces; nada teme cuando llega el calor, su follaje se conserva verde; en año de sequía no se inquieta ni deja de dar fruto” Jer 17, 7-8
Tú eres, oh María, la criatura que confía plenamente en el amor del Padre. Eres la Virgen que confía en la misiva que el Arcángel te acerca de parte de Dios. Y la Madre que confía en cada paso del Hijo Redentor, desde Belén hasta el Calvario.
Tú eres la Madre de la Confianza, modelo para nosotros de fe y de entrega a Dios. La que proclama y testimonia abiertamente que el Todopoderoso hace llegar su misericordia a su fieles de generación en generación.
Abre nuestros corazones a la confianza en Dios, en su amor y en su misericordia. Acrecienta como Madre en nosotros la semilla de la fe sembrada en nuestras almas por el santo bautismo.
Enséñanos a confiar en el Padre como el niño que se abandona en los brazos de su madre, seguros siempre de su ternura y de su providencia amorosa. Así haremos el recorrido de nuestra vida tomados de su mano, confortados por su amor y confiados en sus entrañas de misericordia.
Líbranos de caer en la tentación de confiar en los ídolos de creación humana, porque quien confía sólo en el Señor, no quedará defraudado.
Ofrecemos la flor correspondiente en este día a la Santísima Virgen María: LA FLOR DE FRAMBUESA.
Fruto obtenido de este piadoso Ejercicio Mariano: la confianza en Dios.
ORACIÓN FINAL: ¡Oh hermosa Señora, Reina del Mar, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo Unigénito!. Amén.
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